lunes, 30 de agosto de 2010

Mi otra familia gatuna

Además de mi familia gatuna de la que ya os hablé la semana pasada, tengo otra que no convive conmigo pero a la que también quiero y es la callejera. La considero mi familia porque tengo la costumbre de darles nombres a los gatos callejeros a los que alimento y al darles un nombre los llegas a considerar como propios. Quizás esto es un error pues cuando uno de estos gatos desaparece, cosa habitual entre los callejeros bien porque se mueren o porque cambian de colonia o porque alguien los recoge o por cualquier otra razón que hay muchas, sientes una gran pena y te preguntas que habrá sido de ellos pues llegaste a cogerles cariño ya que a algunos los conocías desde hace años.

Tal es el caso de mi querida Cani, gata pequeñuca y despelurciada pero cariñosa que después de tratar con ella durante tres años, a principios de este un buen día desapareció y no volví a verla más.


O la Tímida, un cielo de gata pero muy desconfiada


O Blanqui que las últimas veces que la vi estaba muy sucia porque el invierno había sido muy duro y se metía en la parte baja de los coches, lo que hizo que se pusiera enferma y tosiera mucho y no pude cogerla para llevarla al veterinario. Cuando estaba limpia era una gata preciosa blanca de ojos azules.


Y Negrito y Pequemí. Negrito era un gatín muy alegre y vivaracho que desapareció varios días y cuando volvió a aparecer era un gatín triste, no se que le habrá pasado en esos días, al poco volvió a desaparecer y no volví a verlo más. Por el contrario disfruté con Pequemí más de dos años, era maravillosa, salía a esperarme todos los días y me acompañaba hasta el lugar en donde le dejaba la comida, pero hace como tres meses desapareció y no volví a verla. En la foto se les ven los ojos como dos faros por culpa de flash ya que la foto fue sacada a las seis de la mañana.


Y larga es la lista de los desparecidos, la madre de Cani, Roxín, Ojos Verdes, Leo, Ojos Dorados, Rabanera, Solitario………….

Y ahora pasemos a los que de momento siguen estando y que todos los días me esperan, como son por ejemplo los que llamo la familia Telerín, todos de color negro, el padre Cararredonda, la madre Miagona y los hijos Pixi y Dixi. Estuve a punto de conseguir una foto de la familia completa, pero la Miagona se movió en el último momento y estropeó la foto, por eso tienen que ir por separado, la madre, el padre con los hijos y la madre con Dixi.




Y ahora os presento a la Cariñosa, es quizás la de más edad de todas las de esta colonia. Le gusta mucho sentarse en el banco a tomar el sol o sencillamente a ver la gente pasar, pero en cuanto me ve llegar sale disparada a recibirme.



Y este es Lunarín, hermano de la desaparecida Cani



Este otro negro es Calvetu



Y esta Blanca



Quedan otros muchos de los que no tengo fotos, como la Parda o el Asustadizo o Grisón, pero a todos ellos los considero también mi familia, una familia cambiante pero muy querida.

Triste es pensar que estos gatos acaban por desaparecer de mi vida pero me queda el consuelo de que al menos mientras sus vidas se cruzaron con la mía no sólo recibieron alimento, si no también cariño y palabras amables que estoy segura de que ellos las entienden.

Desde aquí pido a todos que si no queréis a los gatos callejeros, al menos los respetéis y nos les hagáis daño.

lunes, 23 de agosto de 2010

Mi familia gatuna

Mi familia gatuna, la que convive conmigo, se componía hasta esta semana de tres miembros, Xana, Tuxa y Cundo, cada uno con su historia de cómo llegaron hasta mi casa. Tres miembros gatunos ya es un número bastante elevado, pero a veces es necesario hacer un hueco para uno más al que conoces y que corre peligro, como es el caso de mi querida Clara.

A Clara la encontré una mañana muy temprano, lloraba de forma lastimera desde detrás de la verja de una peluquería, yo creí que es que no podía salir de allí, pero no, cuando quise ayudarla salió disparada y a pesar de lo pequeña que era cruzó la calle y trepó no se como al muro que limita unos chalés que están enfrente. Fui detrás de ella y logré que me atendiera y se acercara lo suficiente como para comer lo que le dejé en el muro, la pobre estaba hambrienta quizás por eso lloraba. Luego desapareció entre las plantas del jardín y no volví a verla, cosa que me dio mucha pena porque la vi muy desvalida.

Pasados unos días me llevé una alegría inmensa cuando la encontré en el jardín unos chalés más abajo, lugar en donde todos los días, por la mañana y por la tarde, doy de comer a otros gatos con el consentimiento de los dueños del lugar.

Así me recibía Clara cuando me acercaba con la comida


Quizás os preguntéis por que elegí el nombre de Clara, muy sencillo, porque era la única entre todos ellos que era clara, los demás eran negros, o blanco y negro o pardo. En esa colonia entre otros estaban Pixi y Dixi, dos hermaninos preciosos y simpáticos con los que se llevaba muy bien, pero la Miagona, madre de estos dos, le pegaba por eso había que retirarla de allí cuanto antes.

Aquí podéis verla con Dixi y Pixi, la penas es que Pixi se movió y ya no hubo forma de repetir la foto.


Clara se dejaba fotografiar mejor, quizás al no ser una callejera auténtica (estoy segura que a esta la echaron de una casa como sucede por desgracia con muchos animales cuando llega el verano), era menos desconfiada y así posó para mi.




Ahora está en una especie de cuarentena hasta que se la desparasite, se la vacune y se compruebe que no tiene ninguna enfermedad contagiosa que pudiera pasarle a los otros tres. Serán unos cuantos días aislada en una habitación, eso si, con todas las comodidades y con mi asidua visita para darle cariño y jugar un poco con ella. Es cariñosísima y como juego de momento tiene dos nueces con las que muestra mucho estilo futbolístico, pena que se mueve tan deprisa que las fotos salen todas movidas. Esta es la única foto potable con su nuez, nuez que acaba siempre debajo del piano para su frustración.



Ahora solo queda saber cual será la reacción de los otros tres cuando Clara pueda abandonar su aislamiento, de momento como ellos saben que allí hay algo interesante, corren los rumores y Cundo y Tuxa cambian impresiones


Mientras que Xana prefiere acomodarse para echar una siesta.


De momento a Clara solo le queda comer


Y dormir y aunque le habilité un cómodo lugar para hacerlo, ella, como todo gato que se precie elige donde, cuando y como y el donde es el taburete del piano, un sitio que a mi me parece incómodo pero que a ella le parece el ideal.



Tengo otra familia gatuna que no convive conmigo que son mis gatinos callejeros que os presentaré la próxima semana.

domingo, 15 de agosto de 2010

Jardines japoneses (2ª parte)

Empezaremos por los jardines del Templo de Chion, que está en el barrio de Higashiyama en Kyoto. Como veréis en este jardín no falta un puente, adorno clásico de los jardines japoneses y tampoco falta un hermosísimo árbol que a mi me encantó






Y siguiendo en Kyoto visitaremos ahora el templo del Pabellón Dorado







Y otro templo más en Kyoto, el templo Kodai en donde veremos un bosque de bambú.







El templo mayor de Tokio es el Templo Meiji-Jingu, sin embargo, a diferencia de otros no está situado entre jardines, está en una superficie verde con algunos árboles, pero para llegar allí se pasa por un bosque con un río que tiene su encanto


Y para despedida una foto de un jardín perteneciente a uno de los muchos templos pequeños que hay en el barrio de Yanaka en Tokio, en estos jardines hay un montón de plantas y pequeñas esculturas, dispuestas de forma que ocupen el menor espacio posible.

lunes, 9 de agosto de 2010

Jardines japoneses (1ª parte)

El hombre sabe aprovechar los recursos de la naturaleza para crear unos lugares llenos de encanto que son los jardines. En ellos se plantan las flores más bellas y los árboles más hermosos y todo ello arropado en ocasiones por el agua en forma de fuentes o de pequeños lagos que siempre les da un toque especial y muy agradable.

Pero si hay alguien que goza de gran fama a la hora de crear los jardines, son los japoneses, son famosos los jardines de sus palacios, de sus templos, de sus ciudades e incluso los pequeños jardines particulares. En estos jardines nada está puesto al azar, todo tiene su significado y los elementos más usados son las rocas, el agua, las linternas de piedra, los puentes y algún pabellón o casa de Té, todo ello surge entre árboles, musgos, flores y helechos.

Gracias a mi sobrina que acaba de regresar de un viaje a Japón y me proporcionó las fotografías, podemos disfrutar de algunos de esos jardines.

Empezaremos por los jardines orientales del Palacio Imperial que se encuentra en Tokio.







Demos un paseo ahora por los jardines de la ciudad de Nara








Nos trasladamos a Tsumago un pueblecito japonés en dónde casi todas las casas tienen su pequeño jardín interior, veamos ahora una muestra de ellos











Y con la siguiente foto hecha a través de un cristal nos despedimos de la primera parte



Continuaremos la próxima semana con los jardines de los templos.