domingo, 25 de noviembre de 2007

En la montaña II

La semana pasada puse las fotografías de algunos animales que nos podemos encontrar en la montaña, hoy les toca a las flores y a las plantas, porque la montaña también tiene de esto.


Al pie de la montaña, entre la hierba, crecen los lirios morados.

Mezclándose con otras pequeñas flores.

No hay duda de que son bellos.

Y es curioso, entre todos los malvas, sólo uno blanco.

Abunda en los montes con sus flores amarillas, el toxu, toxo, tojo… no importa que nombre se le de.

Parecen piñas plantadas en el suelo, pero no lo son.

Alegre y delicada, una gran belleza.

Parece un milagro, entre las piedras un bello detalle de la naturaleza.

Sólo les hace falta una pequeña grieta para salir a la luz.

Otra belleza.

Y otra más.

En un detalle tan pequeño se puede ver pasado, presente y futuro.

Al pasar, la naturaleza nos ofrece este ramillete.

Un rincón digno de cualquier jardín.

Delicadas campanillas azules.

Una hendidura en la roca y surge una bella planta.

Esta hace lo mismo pero quiere destacar con su bello color rojo.

Sinfonía en malva.

Detalle de esa sinfonía.

Como un broche que adorna la roca y nos que sirve de final.

Nota: Las tres últimas fotos son una colaboración de Toupeiro, el resto, como todas las relativas a la montaña son de mi hermano.

domingo, 18 de noviembre de 2007

En la montaña I

La montaña nos ofrece también algo más que rocas y bellos paisajes, en ella habitan y por ella se pasean en libertad muchos animales. No es fácil fotografiarlos a todos así que hoy pondré sólo una pequeña representación de lo que se puede encontrar.

Las aves tiene el privilegio de contemplar todo el paisaje desde el aire.

El zorro aunque suele ser bastante escurridizo, en ocasiones acepta a los visitantes y se deja fotografiar.

Quizás lo que más se espera ver en estas zonas son los rebecos.

Pero si nos fijamos bien podemos encontrar animales pequeños con su encanto particular.

También un grillo.

O este gusano negro.

O animales como éste que parece querer confundirse con las hojas.

Y cómo no, lagartijas.

Y las cabras no podían faltar, para ellas las montañas son como autopistas.

Y las vacas, que en la alta montaña se alimentan bien y gozan de una paz y tranquilidad que no encontrarían en ningún otro sitio.

Y habitando en los pueblos más altos también nos podemos topar con un hermoso gato como este.

Y en mi tierra no podían faltar los asturcones, esos caballos pequeños y resistentes que estuvieron a punto de desaparecer y que gracias a Dios hoy en día se están recuperando y así será fácil verlos en total libertad por nuestras montañas.

Y precisamente es uno de ellos el que desde las alturas nos dice adiós.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Montañas

No hay duda de que las montañas son bellas y transmiten una sensación de fuerza, majestuosidad y cierta altanería. Saben que para la mayoría de los humanos son inalcanzables teniendo que conformarse con contemplarlas, y a los que osan hollarlas no se lo ponen fácil y en ocasiones les hacen pagar un caro precio, la vida.

Voy a poner una selección de fotos, cedidas por mi hermano, que ama y respeta por igual a la montaña y en su honor empezaré por mostraros una que tiene mucho significado para él.


Con su manto blanco luce su belleza mientras se deja acariciar por las nubes.

Desafiante como una torre se recorta sobre el cielo azul.

Las montañas forman a veces un laberinto del que parece que no se pueda salir.

Obra del viento, dijo la roca.

El bosque abre una ventana para que podamos contemplar una gran mole que nos hace sentirnos pequeñinos, pequeñinos.

Algunas montañas lucen su roca desnuda.

Otras se adornan con alfombras de verde y fresca hierba.

Baja la niebla y las montañas se esconden queriendo ocultarnos su grandiosidad.

Parece un mar embravecido lleno de espuma, pero no, sólo es un mar de nubes que bañan la cima de la montaña.

Agujas que apuntan al cielo.

Los árboles también quieren llegar a la cima.

De nuevo el bosque se interrumpe para mostrarnos otra roca impresionante.

La nieve la motea de blanco.

A pesar de estar rodeada de cumbres nevadas, ella se libra.

A las nubes les gusta coquetear con las cimas.

Regresamos al bosque y decimos adiós a las montañas.