jueves, 27 de marzo de 2008

Más gatos

Si alguno de vosotros pensó que se habían terminado los gatos, pues está en un error, todavía quedaban estos que os muestro a continuación.

Almena nos envía estas fotos de los gatos de su amiga Dolores.

Estas preciosidades son Moon y Sun.

Y esta su orgullosa mamá.

Mela y Geli son dos hermanas que quieren y se preocupan por los gatos callejeros llevándoles comida y pastillas para desparasitarlos y además cada una de ellas tiene una gata en su casa.

Esta es Elsa, la gata de Mela, al principio no le apetecía que le hicieran fotos.

Pero luego, ya más tranquila, posó encantada.

Y esta es Duna, la gata de Geli.

Por su forma de comportarse me recuerda mucho a mi querida Tuxa.

Marian quiso compartir con nosotros no sólo las fotos de su gato Lauky, si no también su historia.
El pobre gatín tuvo la mala suerte de entrar en una obra en donde trabajaban unos albañiles desalmados que decidieron molerlo a palos con la intención clara de matarlo, cuando lo dieron por muerto se marcharon, pero cerca de allí escondida y aterrorizada por lo que había visto estaba una niña con un corazón enorme que decidió socorrer al animal. De un contenedor sacó una caja de cartón en la que depositó al gatín que todavía daba señales de vida y corriendo y sin poder contener las lágrimas se dirigió a su casa buscando la ayuda de su madre.
Su madre escuchó su relato y entre ambas llevaron a Lauky al veterinario y a base de inyecciones, buenos cuidados y mucho amor el gato salió adelante y hoy es el mimito de la casa.
La niña se llama Ana y desde aquí quiero enviarle un abrazo y felicitarla por tener tan buen corazón.

Este es Lauky.

Al que le encanta escuchar música.

Y como a todos los gatos, dormitar plácidamente.

Y desde el Pirineo, Sofi nos envía las fotos de estos gatos a los que encontró durante una excursión en un pueblo prácticamente abandonado que se llama Susín, allí hay una persona que está rehabilitando una de las casas y que por lo que se ve es el que les da de comer.

Son dos gatinos totalmente blancos y uno totalmente negro.

Aunque no se estaban muy quietos, Sofi pudo hacerles esta foto más de cerca a los blancos.

Belén y Sergio también tienen un gato, Puskas.

Siempre busca lugares recogidos y cómodos para dormir, como colarse dentro de la chaqueta de Sergio

O reposar tranquilamente en el hombro de Belén.

Y aquí os presento a Crisanto, otra preciosidad.

A veces cuando se va de paseo se suelen encontrar gatos a los que uno no se puede resistir fotografiar. Como este que está en cuna postura habitual en los gatos.

O este en el alfeizar de la ventana.

O este que acomodado en el muro disfruta viendo a la gente pasear.

Todos estos gatos, animales bastante desconocidos para algunas personas por la falta de trato con ellos, y tremendamente amados por otras que al convivir son ellos conocen lo maravillosos que son, tienen una vida y por lo tanto un final, final que llena de tristeza a sus dueños que siempre les reservarán un rinconcito en su corazón para que su recuerdo no se pierda.

Ese es el caso de Chimbela que disfrutó de la compañía de Chivita hasta que tuvo que partir, pero para ella su gatina no murió del todo porque sigue viva en su recuerdo

Aquí podemos ver a Chivita al poco de nacer.

Y con esta mirada limpia y dulce, Chivita nos dice adiós en nombre de todos los gatos que llegada su hora tuvieron que partir.

¡Por favor, a nadie le obligan a tener gatos en casa, pero os pido que nunca maltratéis a ninguno, ni consintáis que nadie lo haga.!

lunes, 17 de marzo de 2008

Solo gatos

Faltaría más que yo no dedicara un artículo a los gatos teniendo en cuenta lo mucho que me gustan, así que empezaré por los tres que viven conmigo.

Esta es Xana, le debo a ella el amor que siento por los animales, llegó a mi casa un poco de rebote y de forma provisional y se quedó para siempre.

Estos son sus ojos, que me atraparon y que me enseñaron a mirar a los ojos de todos los animales como mejor medio para comunicarme con ellos.

Esta es Tuxa, se instaló en mi casa hace ya tres años después de haber luchado por protegerla de gente desaprensiva que piensa que el mejor animal es el animal muerto.

Mi querida Tuxina que me espera asomada a la ventana hasta que regreso de mi paseo diario.

Y este es Cundo, el último en llegar, de momento. Tenía un mes apenas, una patina rota, los oídos tan sucios que se tardó un mes en dejárselos limpios. Costó mucho sacarlo adelante, pero él quería vivir y con muchos cuidados y mucho amor lo logramos.

Hoy está así de guapo.

Esther está muy orgullosa de sus dos gatinas. Esta es Pumbi, totalmente blanca.

Que se esconde traviesa en el árbol para que no la fotografíen.

Aunque luego se arrellana en una maceta y posa con tranquilidad.

Y esta es la pequeña Betty, una verdadera preciosidad.

Y este es Mini, el gatín de Iris que posa con elegancia y que luce esos hermosos ojos que parecen faros.

Estos gatos viven en el hórreo.

La madre vigila muy atentamente mientras se fotografía a los gatinos.

Pero a ellos no parece molestarles y siguen comiendo tan tranquilos.

Mientras estos dos posan encantados.

Toupeiro abrió la gatera dando paso a un montón de hermosísimos gatos que muestro a continuación. El primero es el que figura en su blog. Precioso ¿no?.

Este con estos colores tan poco habituales, también lo es.

Los gatos son unos animales muy limpios y se retocan el pelo muchas veces a lo largo del día.

Y los ojos se les cierran en cuanto se echan al sol como este gato roxu y blanco.

Que cuando los abre vemos que los tiene de un color claro muy bonitos.

A veces se observan para saber si van a jugar o a pelearse.

O darse un besín.

Suelen dormir solos hechos un ovillo.

O compartiendo cesta.

Se hacen visitas unos a otros.

Les encanta subirse a los árboles.

Lo miran todo con mucha atención.

Se acomodan para contemplar lo que sucede a su alrededor.

Aunque terminan por dormitar, su pasatiempo favorito.

Este mira con fijeza a la cámara, tal vez no se fía mucho de las intenciones del fotógrafo.

El negro también observa, y no dudará en salir pitando a las primeras de cambio.

La contemplación de este gatín produce una gran ternura.

Y él, apoyado en la ventana, es el encargado de decirnos adiós.