Además de mi familia gatuna de la que ya os hablé la semana pasada, tengo otra que no convive conmigo pero a la que también quiero y es la callejera. La considero mi familia porque tengo la costumbre de darles nombres a los gatos callejeros a los que alimento y al darles un nombre los llegas a considerar como propios. Quizás esto es un error pues cuando uno de estos gatos desaparece, cosa habitual entre los callejeros bien porque se mueren o porque cambian de colonia o porque alguien los recoge o por cualquier otra razón que hay muchas, sientes una gran pena y te preguntas que habrá sido de ellos pues llegaste a cogerles cariño ya que a algunos los conocías desde hace años.
Tal es el caso de mi querida Cani, gata pequeñuca y despelurciada pero cariñosa que después de tratar con ella durante tres años, a principios de este un buen día desapareció y no volví a verla más.

O la Tímida, un cielo de gata pero muy desconfiada

O Blanqui que las últimas veces que la vi estaba muy sucia porque el invierno había sido muy duro y se metía en la parte baja de los coches, lo que hizo que se pusiera enferma y tosiera mucho y no pude cogerla para llevarla al veterinario. Cuando estaba limpia era una gata preciosa blanca de ojos azules.

Y Negrito y Pequemí. Negrito era un gatín muy alegre y vivaracho que desapareció varios días y cuando volvió a aparecer era un gatín triste, no se que le habrá pasado en esos días, al poco volvió a desaparecer y no volví a verlo más. Por el contrario disfruté con Pequemí más de dos años, era maravillosa, salía a esperarme todos los días y me acompañaba hasta el lugar en donde le dejaba la comida, pero hace como tres meses desapareció y no volví a verla. En la foto se les ven los ojos como dos faros por culpa de flash ya que la foto fue sacada a las seis de la mañana.

Y larga es la lista de los desparecidos, la madre de Cani, Roxín, Ojos Verdes, Leo, Ojos Dorados, Rabanera, Solitario………….
Y ahora pasemos a los que de momento siguen estando y que todos los días me esperan, como son por ejemplo los que llamo la familia Telerín, todos de color negro, el padre Cararredonda, la madre Miagona y los hijos Pixi y Dixi. Estuve a punto de conseguir una foto de la familia completa, pero la Miagona se movió en el último momento y estropeó la foto, por eso tienen que ir por separado, la madre, el padre con los hijos y la madre con Dixi.



Y ahora os presento a la Cariñosa, es quizás la de más edad de todas las de esta colonia. Le gusta mucho sentarse en el banco a tomar el sol o sencillamente a ver la gente pasar, pero en cuanto me ve llegar sale disparada a recibirme.


Y este es Lunarín, hermano de la desaparecida Cani


Este otro negro es Calvetu


Y esta Blanca


Quedan otros muchos de los que no tengo fotos, como la Parda o el Asustadizo o Grisón, pero a todos ellos los considero también mi familia, una familia cambiante pero muy querida.
Triste es pensar que estos gatos acaban por desaparecer de mi vida pero me queda el consuelo de que al menos mientras sus vidas se cruzaron con la mía no sólo recibieron alimento, si no también cariño y palabras amables que estoy segura de que ellos las entienden.
Desde aquí pido a todos que si no queréis a los gatos callejeros, al menos los respetéis y nos les hagáis daño.