Muchos animales no lo tienen fácil para mantener la vida, cada vez su hábitat se ve mas reducido y mas dañado y el número de ejemplares se va reduciendo drásticamente como es el caso de los gorriones.

Los que quedan intentan sobrevivir comiendo lo que pueden perdiendo incluso el miedo a los humanos con tal de conseguir alimento.

A veces, cuando la comida que encuentran no es muy abundante se pelean por ella y alguno grita reclamando su parte.

Los gorriones son unas pequeñas aves que nunca llamarían la atención por el color de su plumaje en tonos marrones y con un color ceniciento en el vientre y ni siquiera por sus trinos ya que el alboroto que arman con sus gorjeos no se puede decir que sea melodioso, si llaman la atención es por lo inquietos que son, difícil es fotografiarlos porque no paran ni un momento.

Podríamos calificarlos como glotones, se abalanzan sobre la comida con ansia y con su pico fuerte y cónico algo doblado en la punta picotean con rapidez mirando inquietos a un lado y otro por si presentara algún peligro y a la menor sospecha salen volando aunque no vayan muy lejos si consideran que todavía queda algo que comer.


Como dije su color es en tonos marrones en cabeza, alas y cola mientras que en el vientre es ceniciento y los machos lucen una mancha negra en el cuello como si fuera un babero.

Su glotonería no les impide compartir la comida con otras aves como por ejemplo las palomas, otras que comen todo lo que encuentran.

Cuando se les acabó la comida se te quedan mirando con la esperanza de que les des algo más

Y si ven que no haces ademán alguno, rebuscan por el suelo antes de abandonar el lugar.

Y no somos los únicos que contemplamos este alboroto gorrionil, al alzar la vista vemos a una ardilla que no quita ojo de la escena no se si esperando que le quede algo para comer ella también.

¡Gracias María por tu aportación de fotos para esta entrada!