La semana pasada el reportaje trataba de la buena compañía que hacen los animales y que algunos incluso pueden ayudar utilizándolos como terapia para personas con algunos tipos de enfermedades.
Pues bien, tampoco hay que cegarse, quizás algunos animales no sean precisamente una compañía recomendable, pero no por ello hay que faltarles al respeto ni maltratarlos. Hoy veremos algunos que creo no sería prudente tenerlos demasiado cerca.
Podemos empezar por el cocodrilo, ni por su tamaño ni por su carácter sería conveniente acercársele demasiado

no hay más que ver la boca que tiene y darnos cuenta que un “mordisquillo” suyo nos haría mucho daño

así que lo mejor es guardar una prudencial distancia

pero no todo es el tamaño, las abejas son pequeñas y además nos proporcionan rica miel, sin embargo tampoco sería bueno estar demasiado cerca de ellas ya que con su afán de picar nos dejarían bastante mal parados

y que decir de los murciélagos a los que les gusta ir en grandes grupos en los que constantemente se pelean ya sea por el lugar para dormir o por las hembras o por la comida

luchan son sus alas como si estuvieran boxeando y soltando unos chillidos enormes, aunque no suelen hacerse mucho daño

se que hay gente que elige como animal de compañía una serpiente, pero yo diría que tener en casa una pitón amatista australiana no es recomendable. Puede alcanzar los ocho metros y llega a pesar hasta noventa kilos

tampoco estos dos pequeños animales creo que puedan ser una buena compañía, la araña de patas rojas que es una tarántula vistosa conocida como “la rodillas rojas”

y esta otra tarántula que aunque no suele ser agresiva sus pelos son urticantes y su mordedura es dolorosa y provoca mareos y vómitos, a pesar de lo cual hay quien la tiene como mascota

finalizaremos con la tortuga gigante africana. No se la puede considerar como peligrosa, pero por su tamaño y costumbres no sería prudente tenerla en casa. Llega a medir ochenta y cinco centímetros de largo y a pesar cien kilos y su longevidad alcanza los cien años



Termino casi como empecé, con la recomendación de que aunque algunos animales no sean precisamente una compañía recomendable, no por ello hay que faltarles al respeto ni maltratarlos
¡Gracias María por tus fotos!